jueves, 21 de marzo de 2024

Mariana Morfín: “Heme aquí viviendo mi sueño, en Polonia, lejos de casa, pero muy contenta”

Mariana Morfín es actualmente corifeo del Ballet de la Ópera de Cracovia. Ópera de Cracovia. Fotógrafo Andrii Kotelnikov.



Por: Eleane Herrera Montejano

De acuerdo con la bailarina mexicana Mariana Morfín (27años), la Fundación Elisa Carrillo Cabrera ha hecho grandes aportaciones en el ámbito de la danza de nuestro país.

“Han sembrado semillas en diferentes partes del mundo y en México, y poco a poco se están viendo los frutos: heme aquí el día de hoy viviendo mi sueño, en Polonia, lejos de casa, pero muy contenta”, comenta en entrevista para platicar sobre su experiencia y trayectoria en el ballet de la ópera de Cracovia, donde trabaja desde el 2016.

Aunque sin tapujos es feliz en el extranjero, la bailarina se declara mexiquense, “orgullosamente de Tlalnepantla”.

Cuando era pequeña, Mariana Morfín tomó algunos cursos de ballet en el Estado de México, “fue como una clase extra, la verdad en ese momento tenía como 2 o 3 años y nadie lo tomó en serio… pero yo creo que fue ahí donde ese amor empezó”, comparte.

Por cuestión de trabajo de sus papás, la familia se mudó a Aguascalientes, donde a los 8 años de edad volvió a tomar clases extraescolares en el Centro Cultural de Aguascalientes (ahora Universidad de las Artes). Ahí comenzó de manera más formal su desarrollo como bailarina.

En el 2013, Mariana ganó la beca que otorga la Fundación Elisa Carrillo Cabrera junto al gobierno del Estado de México para promover la educación profesional de estudiantes de ballet de origen mexiquense.

“Era la segunda vez que tenía el honor de ver a Elisa en persona. Tuvimos la audición en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, una clase, luego una variación de clásico y una variación contemporánea, y después de un rato anunciaron que había ganado la Beca Profesional. Cada que regreso al lugar vuelven las emociones de cómo fue escuchar mi nombre y me sigue emocionando mucho ese momento”, recuerda la bailarina.

Por cuestión de trámites y papeleos, fue hasta el año siguiente que Mariana pudo llegar a Polonia y afirma que ha sido la experiencia más maravillosa que ha tenido en la vida. “A los 17 me vine a Polonia”, comenta.

“Al salir conocí completamente otro ambiente, otro clima, otro idioma. En la escuela me trataron increíble. Mi maestra es una de las personas que más admiro ya que, a pesar de tener la barrera del idioma, intentó acercarme a la clase y a que entendiera lo mejor. También mis compañeros fueron buenos conmigo, he corrido con bastante suerte, me aceptaron con los brazos abiertos”, señala.

Si bien la Beca Profesional Elisa Carrillo Cabrera solo dura un año, la escuela polaca (Ogólnokształcąca Szkoła Baletowa im Ogolnokształcąca Janiny Jarzynowny-Sobczak) invitó a la bailarina a quedarse un segundo año antes de integrarse al Ballet de la Ópera de Cracovia, donde actualmente vive su sueño profesional como corifeo.

“Puedo decir lo afortunada que soy de poder trabajar y ser pagada por hacer algo que amo y que es mi pasión”, expresa.

Para ella, trabajar en una compañía de ballet es el propósito de una carrera de mucho trabajo, que requiere tener las metas muy claras para poder sobrellevar tanto buenos como malos momentos.

“Es un aprendizaje muy grande, pisar un escenario es maravilloso, los aplausos…”, relata.

Actualmente, en un día cotidiano, Mariana despierta con tiempo suficiente para estar relajada, pues no le gusta andar con prisas en la mañana.

-¿Cuál es tu rutina de trabajo?

“A las 10 de la mañana empieza mi hora laboral, pero por salud física estoy un poco antes -para calentarme, más o menos como a las 9:30- y a las 10 en punto empieza una clase de ballet. Después tenemos un pequeño descanso y empezamos ensayos, dependiendo de lo de lo que tengamos que hacer. La compañía es una ópera así que tenemos presentaciones tanto estrictamente de ballet, como de óperas en las que tomamos parte en segundos y terceros planos. Es muy interesante, me gusta mucho porque conoces cantantes y diferentes obras que en México no había tenido oportunidad de ver”, indica la bailarina.

“Después tengo 4 horas libres, es el momento en que puedo ir a fisioterapia, voy a comer, regreso a mi casa, etc., y después, a las 6 de la tarde regreso al trabajo hasta las 10 de la noche. El segundo bloque está enfocado en ensayar las diferentes piezas o lo que tengamos en repertorio. Los viernes, sábados y domingos casi siempre hay funciones y dependiendo de ello es la hora a la que tengo que estar”, ahonda y apunta que así es como casi todas las compañías de Polonia trabajan.

LA FUNCIÓN FUNDAMENTAL DE LA FUNDACIÓN EC

Sobre la dificultad que existe en México para encontrar trabajo como bailarina, Mariana Morfín indica que, si bien no ha sufrido el problema, reconoce haberlo notado.

“Es una pena ya que México está lleno de talento, hay muchas escuelas que producen bailarines que no tienen dónde seguir sus sueños. Por unas o por otras tienen que cambiar de país y no siempre es tan fácil”.

“No es fácil cambiar de país, ni dejar a tu familia, para mí sigue siendo muy difícil, son casi 9 años lo que llevo aquí y aún los extraño con todo mi ser, pero es tener la meta bien puesta y dejarte soñar, cumplir los sueños. La vida está llena de sacrificios, pequeños y grandes, lo importante es tener tu meta e ir hacia ella”, continúa.

Asimismo, la bailarina reitera que se encuentra muy agradecida con la maestra Elisa Carrillo y su trabajo, ya que gracias a la beca le fue posible estar tan lejos de casa; así como con el apoyo de sus padres.

“En la ciudad donde vivía en ese momento, Aguascalientes, no había una compañía de ballet profesional. Probablemente hubiera tenido que mudarme de estado o dejar de bailar… es difícil hablar del hubiera y no lo pienso mucho, ya que pienso en lo afortunada que soy”, considera.

Además de emotivo, le parece serio entender que hay oportunidades que llegan pocas veces en la vida y hay que aventarse a disfrutarlas. “Eso fue lo que hice y aquí estoy”.

POR OTRA PARTE...

Respecto de la posibilidad de regresar a México para hacer vida profesional, Mariana Morfín confiesa que en cierta medida está en su cabeza, pero se dejará llevar porque se encuentra contenta con su vida en Polonia, donde también ha construido sus lazos personales y tiene a su pareja.

“A México trato de regresar cada verano, que es cuando tengo vacaciones aquí. Regreso a visitar a mi familia, a mi casa, a comer comida mexicana… Me es difícil decir si planeo alguna vez regresar a hacer vida profesional a México”, ahonda.

Sin embargo, no desecha la posibilidad de un retorno si fuera lo que el destino le depara, “yo más que feliz. Amo a mi país”, asegura.

En ese sentido, Mariana desearía que las condiciones laborales para bailarines en México fueran menos difíciles en el futuro.

“Por eso acciones como las de la Fundación Elisa Carrillo son importantes, abren las puertas y el panorama de una vida profesional de bailarín. La cultura es muy importante, es la base de la educación y sensibilidad de la gente, y es algo que ella está haciendo, la admiro mucho. Estoy feliz de ser parte de las cosechas de su trabajo y deseo que en México haya más compañías, más escuelas y apoyo a la danza, porque talento hay muchísimo”, manifiesta.

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