Hoyos, un referente en las artes plásticas de América Latina, ha llegado a los 50 años de trabajo artístico inmersa en una profunda reflexión sobre la esclavitud y el valor de la negritud en América (Efe
La colombiana Ana Mercedes Hoyos, un referente en las artes plásticas de América Latina, ha llegado a los 50 años de trabajo artístico inmersa en una profunda reflexión sobre la esclavitud y el valor de la negritud en América.
"Lo único que tienes cuando decides ser artista es una responsabilidad con uno mismo y un compromiso con la sociedad", afirmó la pintora y escultora de 71 años en una entrevista con Efe.
Antes señaló que el arte siempre fue su vocación aunque había "nacido para otra cosa", por lo que tuvo que ser "muy rebelde" para poder vivirlo.
Aunque hay expertos que consideran que su obra dio un paso del arte abstracto al figurativo, Hoyos piensa que siempre ha estado más cerca de la corriente constructiva.
"Hay personas que destruyen y otras que construyen y yo me inscribí en las constructoras", dijo sobre su propia obra, en la que la aportación africana a América tiene un papel fundamental.
"La semilla de todo el constructivismo y el cubismo en la historia del arte la encuentro en África", explicó la artista.
Hoyos descubrió después, al visualizar un "platón", un plato grande y hondo usado por las vendedoras de frutas de la costa caribeña, que en Colombia hay "toda una cultura constructiva que pertenece a una supuesta minoría que viene también de África".
Fue Zenaida, una mujer que vende frutas en Cartagena de Indias, quien le permitió anclar, a través del platón que lleva en la cabeza, su investigación sobre el constructivismo con la esclavitud y el papel de las negritudes en América.
Así, la artista se vinculó con la pequeña población de San Basilio de Palenque, cercana a Cartagena, y encontró en sus habitantes "conceptos sociales, culturales, una visión de la vida muy diferente a la cotidiana".
Entonces, buscó enfocar su obra plástica en torno a este grupo poblacional que "construyó todo (en el continente) con su esfuerzo físico" y que luego tuvo que "esconderse para sobrevivir" para luego conformar el primer pueblo de libertos (exesclavos) de América gracias a una cédula real.
Desde entonces, Hoyos ha desarrollado su discurso a partir de conceptos ambiguos como son los lazos que atan los vestidos de las niñas palenqueras, que son un juego doble entre el lazo que viste para la fiesta y el que ata como esclavo, o las cadenas de bronce, que representan "la esclavitud y lo que llamaron como oro negro porque era un elemento más productivo que el oro mismo".
A pesar de abordar un tema tan doloroso como lo es el de la esclavitud, Hoyos decidió hacerlo desde el enfoque de la alegría.
"Mientras hay mucho arte colombiano que está apuntándole a la violencia, yo llevo muchos años apuntándole a lo contrario: al bienestar, a la felicidad", explicó.
"Esa alegría de verdad, ese concepto que es difícil de entender, para nuestro país sería de fábula porque tenemos no más en la población negra un 30 % de alegría", agregó Hoyos.
Su obra, expuesta en numerosos museos nacionales e internacionales y también parte de colecciones privadas repartidas por todo el mundo, se compone de pinturas y piezas tridimensionales que para Hoyos "no tienen tiempo", porque "todo esto es procesos, nada es obra aislada", lo que le permite "dejar un granito de arena" y "universalizar" sus orígenes.
Aunque la artista no hará ninguna celebración especial para conmemorar sus 50 años dedicada al arte, ya tiene invitación por parte de tres países para exponer sus obras.
Además donará 20 piezas gráficas al Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, impulsado por la Institución Smithsonian, en Washington.
Por ahora su mayor alegría está en continuar creando con "una brocha, un lápiz unos libros y una investigación".
"Lo único que tienes cuando decides ser artista es una responsabilidad con uno mismo y un compromiso con la sociedad", afirmó la pintora y escultora de 71 años en una entrevista con Efe.
Antes señaló que el arte siempre fue su vocación aunque había "nacido para otra cosa", por lo que tuvo que ser "muy rebelde" para poder vivirlo.
Aunque hay expertos que consideran que su obra dio un paso del arte abstracto al figurativo, Hoyos piensa que siempre ha estado más cerca de la corriente constructiva.
"Hay personas que destruyen y otras que construyen y yo me inscribí en las constructoras", dijo sobre su propia obra, en la que la aportación africana a América tiene un papel fundamental.
"La semilla de todo el constructivismo y el cubismo en la historia del arte la encuentro en África", explicó la artista.
Hoyos descubrió después, al visualizar un "platón", un plato grande y hondo usado por las vendedoras de frutas de la costa caribeña, que en Colombia hay "toda una cultura constructiva que pertenece a una supuesta minoría que viene también de África".
Fue Zenaida, una mujer que vende frutas en Cartagena de Indias, quien le permitió anclar, a través del platón que lleva en la cabeza, su investigación sobre el constructivismo con la esclavitud y el papel de las negritudes en América.
Así, la artista se vinculó con la pequeña población de San Basilio de Palenque, cercana a Cartagena, y encontró en sus habitantes "conceptos sociales, culturales, una visión de la vida muy diferente a la cotidiana".
Entonces, buscó enfocar su obra plástica en torno a este grupo poblacional que "construyó todo (en el continente) con su esfuerzo físico" y que luego tuvo que "esconderse para sobrevivir" para luego conformar el primer pueblo de libertos (exesclavos) de América gracias a una cédula real.
Desde entonces, Hoyos ha desarrollado su discurso a partir de conceptos ambiguos como son los lazos que atan los vestidos de las niñas palenqueras, que son un juego doble entre el lazo que viste para la fiesta y el que ata como esclavo, o las cadenas de bronce, que representan "la esclavitud y lo que llamaron como oro negro porque era un elemento más productivo que el oro mismo".
A pesar de abordar un tema tan doloroso como lo es el de la esclavitud, Hoyos decidió hacerlo desde el enfoque de la alegría.
"Mientras hay mucho arte colombiano que está apuntándole a la violencia, yo llevo muchos años apuntándole a lo contrario: al bienestar, a la felicidad", explicó.
"Esa alegría de verdad, ese concepto que es difícil de entender, para nuestro país sería de fábula porque tenemos no más en la población negra un 30 % de alegría", agregó Hoyos.
Su obra, expuesta en numerosos museos nacionales e internacionales y también parte de colecciones privadas repartidas por todo el mundo, se compone de pinturas y piezas tridimensionales que para Hoyos "no tienen tiempo", porque "todo esto es procesos, nada es obra aislada", lo que le permite "dejar un granito de arena" y "universalizar" sus orígenes.
Aunque la artista no hará ninguna celebración especial para conmemorar sus 50 años dedicada al arte, ya tiene invitación por parte de tres países para exponer sus obras.
Además donará 20 piezas gráficas al Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, impulsado por la Institución Smithsonian, en Washington.
Por ahora su mayor alegría está en continuar creando con "una brocha, un lápiz unos libros y una investigación".
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