Por: Marianela González
Ha sido un quinquenio difícil. Durante estos seis festivales, hemos batido pequeñas e innecesarias cosas, y me siento un poco cansado. A pesar de la ayuda, es muy difícil. No quiero abundar en las motivaciones; por favor, sean gentiles”, dijo Brouwer ante la prensa cubana y extranjera, artistas, partenaires y representantes diplomáticos, directores de centros e instituciones culturales, congregados en el Hotel Meliá Cohíba de La Habana. Había transcurrido más de la mitad del tiempo destinado a esta segunda conferencia de prensa del Festival de Música de Cámara que el maestro preside desde 2009, y ya había hecho notar, además, la presencia del viceministro de cultura Abel Acosta, “el más aguerrido” que Leo dice haber conocido en los últimos años.
La respuesta fue silencio rotundo.
Toda la gentileza posible le fue devuelta a Brouwer, quizá como agradecimiento a quien ha hecho posible que escuchemos en vivo a Paco de Lucía o las hermanas Labèques o Ramón Valle, y que los hayamos entrevistado, incluso, en no pocos casos.
“Pero no pasa nada —siguió—. Como es común en nuestro país, tal vez luego de cuatro meses nadie se acuerde” —debió decir: luego de otros 30 conciertos en quince días, pasando por el primero en Cuba de Pancho Céspedes luego de 20 años, un recital de Fito Páez, un tributo a Marta Valdés, el estreno del “Concierto de los Ancestros” para Chucho y varios de los más grandes instrumentistas de la contemporaneidad.
“Nadie es imprescindible, y mucho menos, un músico clásico: es un granito de arena en un contexto”, concluyó, aclarando los rumores que en los últimos días habían estado ocupando redes sociales y los distintos ámbitos de la esfera pública cultural del país.
Hace más de tres meses, en la primera conferencia de prensa, la Oficina de Leo Brouwer había lanzado la agenda de lo que estaría ocurriendo a partir del 26 de septiembre: Chucho-Bobby McFerrin en la inauguración, las “Palabras” de Haydée Milanés a Marta Valdés, el extraordinario violinista noruego Henning Kraggerud —considerado por Brouwer como el “continuador de una tradición de la cual el único vivo es Bergman”—, el violagambista español Jordi Savall —para el maestro, “el más grande músico del siglo XX en la música antigua”—, Fito Páez y dos conciertos de Brouwer en estreno mundial.
La conferencia de este martes solo iba para confirmar.
De los primeros titulares que lanzaron hoy a la prensa estaría, no obstante, la posposición del concierto “Bobby Meets Havana”: “aunque hemos tenido toda la ayuda posible de norteamericanos en los últimos días, el tiempo no es suficiente para resolver los trámites necesarios para que McFerrin pueda estar en Cuba en la fecha antes prevista”, explicó Isabelle Hernández, directora y productora general del evento; aunque “el cable que nos envió Bobby decía: nos vemos pronto bajo la bendición de Leo Brouwer”, acotó el maestro.
Sin la esperada presentación del jazzista norteamericano, la jornada inaugural de este sexto Festival no perderá su ya habitual capacidad de asombro: por primera vez luego de “larga gira” de dos décadas en México, el cubano Pancho Céspedes ofrecerá un concierto en la Isla. El autor de “Vida loca” ha admirado a Brouwer al punto de calificarlo como “el Mozart cubano” en más de una ocasión, y esta mañana fue presentado por el maestro como “un gran músico nuestro, adorado en México como fue, en su época, Pérez Prado”.
Para Céspedes, esta invitación y la posibilidad del concierto —“orishas mediante”— han sido “lo más importante que ha pasado y pasará en mi vida luego del nacimiento de mis hijos”, afirmó. Solo espera que sus amigos “estén no en las butacas, sino en la pata del teatro, con un esfigmo en la mano”. De su repertorio, ofrecerá un homenaje a Bola de Nieve e interpretará “las canciones de mis madrugadas despiertas”, y su único invitado en la escena del Karl Marx será Pablo Milanés.
Otro momento especial programado para esta edición serán el concierto Palabras, de Haydée Milanés a Marta Valdés, el regreso de la joven intérprete a los escenarios luego de tres años y el primero de su tipo que aquí se le dedica a “la Stravinski y Schönberg del feeling en Cuba”, dijo Brouwer. Destacó también el concierto que ofrecerá Fito Páez: “él quiere cantarles a Silvio y a Pablo, además de su repertorio; yo hice los arreglos y también voy a dirigir la orquesta en esos momentos”, dijo. Explicó que compartirá este último rol con la maestra Dayana García, directora de la Orquesta de Cámara de La Habana: “no soy de los que se levantan por la mañana, se tiran besos en el espejo y dirigen solos, y me alegra compartir el trabajo con una joven tan talentosa”, aclaró.
Sobre los dos conciertos de su autoría que tendrán su estreno mundial en esta edición, Brouwer se refirió, sobre todo, al “Concierto de los Ancestros”, previsto para el cierre del evento el domingo 12 de octubre.
“No le dedico música a nadie, pero Chucho es otra cosa. No lo hice con John Williams, por ejemplo. Prefiero al amigo, al hermano, y Chucho llevaba pidiéndomelo ya como diez años. Tiene atmósfera de jazz, pero no oirán los clichés típicos de un combo, aunque sí tiene al final algo de jazz latino, hirviente. No es un concierto de jazz, sino un concierto para un jazzista”.
En relación con “El arco y la lira”, explicó que es un homenaje a la literatura latinoamericana a partir del texto de Octavio Paz. Brouwer no lo conoció, pero sí valora su obra, y en este Festival ha previsto también un homenaje a Cortázar, su gran amigo.
Entre el 26 de septiembre y el 12 de octubre, el programa anuncia conciertos en los principales teatros de la ciudad; Noches Blancas dedicadas a la rumba, al jazz, a la trova, al flamenco, al son y al humor, con sus respectivos homenajes a Juan Formell, Santiago Feliú y Paco de Lucía, recientemente fallecidos; exposiciones, jornadas académicas, ciclos de cine, puestas teatrales y flashmobs.
“El talento reunido es descomunal”, dijo para cerrar.
Pero eso ya lo sabíamos.
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