Por: Ricardo Quiroga
Son casi 30 años desde
que la Bienal Internacional del Cartel en México (BICM) comenzó a gestarse
gracias a la suma de esfuerzos de un grupo de diseñadores, artistas plásticos e
intelectuales como Felipe Covarrubias, Eduardo Terrazas, Germán Montalvo, Alejandra
Moreno Toscano, Vicente Rojo y Xavier Bermúdez, entre otros; todos ellos
visionarios en el cometido de consolidar un proyecto capaz de reunir lo mejor
de la gráfica de los cinco continentes y acercarla al público mexicano.
Hoy en día la BICM es ya
una de las de mayor prestigio en el mundo (quizás solamente por debajo de su
símil de Varsovia, en Polonia), con un vastísimo acervo integrado por unos
60,000 carteles que son autoría de decenas de cientos de diseñadores de los cinco
continentes, entre los que figuran creaciones de las más prestigiadas mentes
vivas de la disciplina como Milton Glaser o Neville Brody, pero también
carteles de todas las edades del siglo XX, como los icónicos diseños de Josep
Renau de la Época de Oro del cine mexicano.
Hasta hace dos años, en
el 2016, la colección no tenía un lugar adecuado para su resguardo,
conservación, exposición y posibilidad de consulta, hasta la construcción de la
Casa Cartel, un centro universitario de investigación gráfica de unos 1,200
metros cuadrados en la Facultad del Hábitat de la Universidad Autónoma de San
Luis Potosí, dedicado al resguardo del acervo de la BICM y con la misión en
primera instancia de catalogar, digitalizar y resguardar en un mobiliario
especializado cada uno de los carteles que lo componen para su preservación y
las tantas posibilidades de exposición en espacios acondicionados dentro del
mismo complejo, así como al desarrollo de un sofisticado software de búsqueda
para ponerlos a disposición de todo el público vía internet.
Memoria del mundo
A propósito de este tema,
durante la conferencia de balance del Congreso Internacional de Diseño, que se
llevó a cabo la semana pasada en Xalapa, Veracruz, el cofundador y director de
la Bienal, Xavier Bermúdez, confirmó que gracias a este proyecto concretado
será posible impulsar la postulación del acervo para el programa de Memoria del
Mundo de la Unesco, dedicado desde 1992 a la preservación y el acceso del
patrimonio histórico documental, en el cual México ha logrado inscribir
documentos patrimoniales como la Colección de códices mexicanos, el negativo
original de la película Los Olvidados, de Luis Buñuel; el acervo bibliográfico
de la Biblioteca Palafoxiana, en Puebla o la obra de fray Bernardino de
Sahagún, por mencionar unos cuantos.
“La colección estaba en
un sótano de la Ciudad de México con los que pensábamos que eran 35,000
carteles, cuando ahora resulta que son unos 60,000. Esa colección nos costó
unos 40 años de trabajo porque yo empecé a coleccionar antes y posteriormente
comenzó a llegar toda la colección de la Bienal”, detalló.
Especificó que los
trabajos previos a la postulación del material para consideración de la
organización internacional darán inicio a principios del próximo año y que
serán asesorados personalmente por la doctora Rosa María Fernández de Zamora,
investigadora de la UNAM y presidenta del Comité Mexicano de la Memoria del
Mundo de la Unesco, debido al profundo interés de la oficina de representación
en el país para alcanzar el registro.
Detalló que para ser
viable, los materiales deben estar clasificados con total rigurosidad, rubro en
el que ya están adelantados: “tienen que estar organizados, saber cuántos son,
de qué países, quiénes son los autores, el valor de cada uno. Nosotros elaboramos
todo un método de valuación para saber cuánto cuesta cada cartel”.
En ese tenor difundió que
al día de hoy gracias al método desarrollado por su equipo, se sabe que el
valor integral de la colección se ubica por arriba de los 60 millones de pesos.
Un acervo accesible.
El sofisticado sistema de
clasificación, detalló Bermúdez, fue desarrollado, primero, por expertos de la
Universidad de Quebec en Montreal, especializados en generación de bases de
datos iconográficas y enriquecidas posteriormente por especialistas mexicanos
que derivó en un sistema de búsqueda capaz de ser sumamente específico.
“Es la primera vez a
nivel internacional, y esto hay que destacarlo, que se logra un sistema de
catalogación para la difusión en internet de una colección iconográfica tan
grande como la de la Bienal”, constató.
Agregó que se pretende
promover este sistema de búsqueda con instituciones con este tipo de
colecciones como la Filmoteca de la UNAM, esperando colaborar en la
optimización de sus sistemas de búsqueda a partir de la catalogación ya
existente.
Los carteles ganadores de
la decimoquinta Bienal Internacional de Cartel se exhiben en el Museo Franz
Mayer hasta el próximo 17 de febrero.
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