Por: Yetlaneci Alcaraz
Apenas en diciembre pasado se realizaron los funerales de Idaly Juache Laguna y de Maria Guadalupe Pérez Montes, de 19 y 17 años de edad, respectivamente. Sus restos fueron encontrados en 2012 y 2013 junto con otras osamentas más en el Valle de Juárez, en Ciudad Juárez, Chihuahua, y que, de acuerdo con las autoridades estatales, corresponden a los restos de 15 jóvenes mujeres desaparecidas.
Los nombres de Idaly y María Guadalupe se sumaron así oficialmente a la larga lista de víctimas del feminicidio en Chihuahua, y sus casos son hoy una de las banderas de lucha de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez, cuya cofundadora Imelda Marrufo Nava llegó hasta Alemania para recoger el premio Anne Klein que le otorgó este viernes 7 la Fundación Heinrich Böll, organización afín al Partido Verde Alemán, por su labor en la defensa de los derechos de las mujeres. Y de paso Imelda Marrufo también aprovechó su estancia en esta capital para hacer del conocimiento de la sociedad civil alemana lo que sucede en Ciudad Juárez.
“En la Red estamos representando a varias de las familias del caso de las jóvenes del Valle de Juárez y nos interesa que se sepa que en los procesos judiciales que se abrieron existe una línea de investigación vinculada con trata de mujeres y en la que habría además la participación de personas vinculadas al grupo criminal de La Línea.
“Necesitamos que haya más ojos sobre el caso de Valle de Juárez, porque creemos que si después de más de 20 años de denuncia (del feminicidio en Juárez) no logramos modificar las estructuras institucionales y permear en el comportamiento de las autoridades y servidores públicos va a ser muy difícil que en otro lugar se logre. Ciudad Juárez sigue siendo hoy una referencia sobre el tema y en el caso del Valle de Juárez se trata de jovencitas desaparecidas durante los últimos cuatro años en esta ciudad. Si se piensa que el feminicidio en Chihuahua es cosa del pasado, entonces eso nos condenará”, dice a Apro, Marrufo Nava.
Con más de 15 años de trabajo como activista en favor de los derechos humanos de las mujeres y declarada feminista, Imelda Marrufo explica la complejidad de la violencia de género en un contexto de violencia generalizada como la que se vive desde hace casi una década en México.
“Hemos tenido y tenemos una lucha muy importante para que no se invisibilice la violencia feminicida. Resulta que antes de la guerra contra el narcotráfico se generó un discurso que decía que a las mujeres las mataban por andar luciendo minifaldas, y ahora resulta que las matan porque están vinculadas al narcotráfico. Nuestra lucha ahora es también visibilizar esta violencia “, explica.
Y es que, de acuerdo con Marrufo, uno de los peligros de esta violencia generalizada que se vive en el país es justamente la “permisibilidad para matar mujeres”.
Explica:
“En una situación de caos como la que hay en algunos estados en donde incluso la autoridad se ha declarado rebasada y sin la capacidad suficiente para realizar trabajo de investigación por carecer de personal, como en Chihuahua, estamos frente a una permisibilidad para asesinar. En la red hemos documentado varios casos en los que los agresores, cínicamente, amenazan a defensoras de derechos humanos y les aseguran que si se meten en lo que no les importa las pueden matar, pues al fin y al cabo se puede hacer pasar como un crimen del narcotráfico. Nos tocó también el caso de una chica asesinada, cuya muerte se hizo pasar por crimen del narco”.
–¿Quién lo hizo pasar así?
–Siempre es en complicidad con la autoridad. La policía municipal siempre ha trabajado para los grupos criminales y eso es muy claro y se sabe en Juárez. La situación es que bajo el caos, cualquiera podría asesinar a alguien sin que la autoridad pudiera hacer algo. De ahí, insisto, la importancia de hacer visible la violencia feminicida.
El diagnóstico que Marrufo Nava presenta en este lado del mundo está lejos de ser esperanzador, sobre todo en lo que se refiere a la parte de las políticas públicas y de Estado del gobierno mexicano.
“Es cierto que en Ciudad Juárez el índice de homicidios ha disminuido. Pero eso no ha sucedido gracias a una exitosa política de Estado que combata los orígenes de la violencia. La tasa de homicidios ha bajado porque tanto aquí como en Culiacán, que es una ciudad que nos sirve de referencia, ha habido un reacomodo de los ‘grupos no estatales’ (crimen organizado), quienes han alcanzado acuerdos y pactos políticos. Pero la disminución de los asesinatos en general no ha sido un logro del Estado”, dice contundente.
-¿Ha habido un cambio de actitud del nuevo gobierno federal frente al tema de Ciudad Juárez?
–Es importante decir que sí ha habido una intención por prevenir la violencia. Pero en eso se ha quedado. Un ejemplo: recién realizamos un estudio sobre el funcionamiento del programa nacional para la prevención de la violencia y el delito y el resultado es que en varios municipios del norte del país ni siquiera se pudieron implementar los fondos destinados la programa porque llegaron muy tarde y a final del año los municipios no supieron cómo gastarlos.
“Ahora, si nos centramos en el tema de la violencia contra las mujeres, la verdad es que en esta nueva administración lo que vemos es un retroceso y eso lo ejemplifica el abandono de las dependencias federales que tienen su asiento en la ciudad: no hay recursos ni personal suficiente. Cómo es posible, por ejemplo, que la Fiscalía para la trata de personas sólo tenga a dos ministerios públicos para hacer el trabajo.
“El 2 de julio pasado el gobierno federal a través de la PGR asumió compromisos con madres y padres víctimas de feminicidio y de desapariciones en Ciudad Juárez. Y puedo decir que no ha cumplido el acuerdo que estableció con ellas. Por ejemplo, se comprometió a llevar un programa de atención permanente y lo único que ha habido son actos mediáticos de visitas de un día, sin el seguimiento con el que se había comprometido”, concluye.
Un premio ante la impunidad
La Fundación Heinrich Böll, agrupación afín al Partido Verde de Alemania, que representa la segunda fuerza de oposición actualmente en el Parlamento alemán, eligió a Imelda Marrufo como ganadora del premio Anne Klein por considerar que la feminista y jurista oriunda de Ciudad Juárez es una “valiente luchadora contra la violencia de género, por un trato equitativo de los géneros y por la seguridad jurídica”.
En una emotiva ceremonia en la sede de la Fundación en Berlin, y cuyo auditorio principal fue insuficiente para alojar a la cantidad de personas que asistieron a la premiación, tanto la directora de la Heinrich Böll Stiftung, Barbara Unmüßig, como la diputada Verde y actual vicepresidenta del Parlamento alemán, Claudia Roth, expresaron severos discursos en los que condenaron la impunidad y violencia que se vive en México.
“Por estos días vemos en muchos puntos de la ciudad de Berlín la belleza de México. Lugares históricos, playas paradisiacas y el carácter moderno de la ciudad de México, que nos desvelan a un país maravilloso como invitado especial de la Feria de Turismo de Berlín (ITB). Pero nosotros los alemanes cuando pensamos en México no pensamos en primer lugar en su belleza y gran cultura, sino en la violencia, en los crímenes y en los cárteles de la droga que reinan en el país. Es una verdadera tragedia que eso sea lo primero en lo que pensemos porque ese hermoso país se merece otra cosa”, dijo la vicepresidenta del Parlamento Alemán Roth.
La política Verde señaló incluso que tanto Estados Unidos como los mismos países europeos tendrían que cuestionarse la responsabilidad que tienen dentro de la violencia generalizada en la que vive México al ser consumidores principales de drogas.
“La situación que se vive en la tierra de Imelda es de una crueldad única y los alcances de la violencia ahí no tienen precedentes. De ahí la importancia del trabajo de la Red Mesa de Mujeres y de que se logre que México sea un lugar en el que puedan vivir las mujeres y se convierta de verdad en ese paraíso que han venido a presentar a Berlín”, concluyó.
El discurso de Barbara Unmüßig, presidenta de la Fundación Heinrich Böll no fue menos suave:
“El feminicidio no es un fenómeno exclusivo de México. Ocurre en muchas partes del mundo. Sin embargo, México y especialmente Ciudad Juárez, ha obtenido una triste fama por ello. Imelda y su Red de Mujeres se ocupan de devolver a las víctimas asesinadas su dignidad, se ocupan de darles un nombre, un rostro e historia. También buscan que los culpables y asesinos paguen por sus crímenes. La impunidad en México es un problema endémico y se requiere de mucho coraje y valor para luchar contra la violencia e intimidación y a favor de la ley”.
De voz de la directora de la Fundación Heinrich Böll el auditorio conoció un sintetizado pero contundente balance de la realidad en México:
“Bajo la presidencia de Felipe Calderón el crimen organizado cobró 60 mil víctimas y 150 mil desplazados, según datos de Amnistía Internacional. Otras fuentes hablan de más muertos. Además de eso hay secuestro y extorsión. De acuerdo con información del INEGI, en uno de cada tres hogares mexicanos existe cuando menos una persona víctima de algún crimen. Sólo 4% de los delitos que se comenten en el país se denuncian y sólo 2% de los casos se llega a un juicio. La impunidad, repito, es un enorme problema en México. Los mexicanos no confían ni en la policía ni en la justicia. El Ejército y la policía son considerados parte de este sistema de inseguridad e injusticia además de que sus miembros son acusados de cometer graves violaciones a los derechos humanos”, dijo.
“Bajo este contexto actual de violencia del crimen organizado y de violencia sexual en contra de las mujeres, así como ante el completo fracaso de la policía y la justicia sólo podemos quitarnos el sombrero ante el coraje y la valentía de las mujeres mexicanas, de la propia Imelda y de sus compañeras”, concluyó.
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