Por: Ana Laura Tagle Cruz
Un adolescente mexicano e inteligente necesita leer acerca de Pancho Villa y sobre la lucha de los normalistas, pero también sobre los adolescentes del Gueto de Varsovia, quienes se levantaron durante el Holocausto y hoy forman parte de nuestra herencia. “No podemos olvidar a los jóvenes judíos de 13 a 25 años que, dirigidos por Mordejái Anilevich, decidieron cómo iban a morir: luchando”, señaló Paco Ignacio Taibo II.
En entrevista sobre su reciente libro editado por Planeta, Taibo II señaló que Sabemos cómo vamos a morir reúne pequeñas historias que tienen, como centro, la construcción de este grupo de Organización Judía de Combate (ZOB) y su final. “Me interesaba todo, pero no quería escribir sólo una historia del Gueto de Varsovia ni de Treblinka —campo de exterminio nazi— como la concentración del horror”.
Para los muchachos del Gueto de Varsovia, añadió, era un privilegio morir como seres humanos ya que los judíos podían morir de hambre, por el capricho de algún oficial, en Treblinka o en camino al campo de exterminio ya que en menos de 24 horas dentro del tren que iba del Gueto a Treblinka, el 90% de las personas que había transportado, estaban muertas.
“El adolescente del Gueto de Varsovia maduraba muy rápido por la presencia del hambre terrible, la muerte, la pérdida de sus familiares, la irracionalidad del nazismo en donde de repente entraban tres oficiales a mitad del Gueto y mataba a una persona que iba pasando porque sí y porque podían”
Otro aspecto importante fue la composición de los combatientes de la ZOB, ya que además de su corta edad, la mitad eran mujeres. “Grandes resistencias antinazis tenían una composición femenina importantísima, pero no como en la ZOB. Me pregunté una y otra vez ¿por qué aquí había una composición femenina tan grande que no existía con tal magnitud en otros movimientos de resistencia?”.
Lo anterior, respondió, es por la forma en que los jóvenes judíos desarrollaron una experiencia de escautismo mixta, con igualdad hombre- mujer. “Se vuelve muy interesante ver la evolución de estas mujeres que son claves en el alzamiento del Gueto”.
El alzamiento debería analizarse desde el espíritu humano y no militar, afirmó Taibo. “Cuando escribí el libro me interesaba todo: la comida, el hambre, las raciones, la salud… A la resistencia le dedico un micro capítulo y también hablé de los orfanatos, así como de la orquesta del Gueto que fue otro milagro prodigio de resistencia con otras armas, que no son los 20 revólveres que tenían los sujetos del gueto”.
HOLOCAUSTO. El también director del Fondo de Cultura Económica señaló que es muy limitado el conocimiento que se tiene en México sobre el asesinato de judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial porque la generación que hoy lee no vivió la Segunda Guerra Mundial y no tienen un contacto directo con el exilio judío que llegó a México.
“El adulto medianamente informado tiene una primera visión del Holocausto, pero ésta a veces resulta extraña pues se ignoran temas importantes de cómo operó la máquina de matar nazi contra los homosexuales o los gitanos y hay historias de las que no se sabe prácticamente nada, como la Insurrección del Gueto de Varsovia”.
Otro de los problemas es que únicamente se estudia la cantidad de muertos, agregó. “La numeraria te da la dimensión, pero tienes que ir más abajo, tienes que ir a las pequeñas historias como la del judío que administra el Gueto para los nazis, que es buena persona, pero que se encuentra metido en una maquinaria en la que le dicen: mañana me entregan 5 mil judíos y él piensa que al menos es mejor que dar a 10 mil”.
RACISMO. Después de haber hecho la investigación, Taibo II encontró unas encuestas hechas en Polonia que eran marcadamente racistas, en ellas, se mostraba que “el 40% de los estudiantes de una escuela preparatoria en Varsovia no querría tener un vecino judío y que el 60% no quería una pareja judía”.
Si ellos que están donde estaba Gueto no aprendieron la lección y continúan con esta enfermedad que es el racismo, ¿qué podemos decir de una sociedad como la mexicana donde todavía sigues oyendo términos racistas chafas?, cuestionó.
“El racista es un ser empobrecido que no reconoce la condición humana, que trata de diferenciarse para establecer una categoría superior, pero lo único superior que tiene es en lo tarado. Quería que este libro pusiera su granito de arena en el combate con el pensamiento racista y excluyente”.
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