Por: Juan Carlos Talavera
Cerca de 133 fotografías, daguerrotipos, ambrotipos, diapositivas de linterna y vistas estereoscópicas, de Emil Mangel du Mesnil, Hugo Brehme, Waldemar Melchert, C. B. Waite, Emilio Lange, María Santibáñez, Antonio Garduño y del propio Franz Mayer, son expuestos por primera vez en México dentro de la exposición La fotografía a través de la mirada de Franz Mayer.
Así lo explica a Excélsior la curadora Tania Vargas, quien integra los ángulos que alimentaron la mirada del coleccionista y del fotógrafo. “La idea es rescatar la mirada de Franz Mayer como coleccionista y como fotógrafo, y ofrecer al público que visite el Museo un recorrido por México y su cultura fotográfica, ya que esta colección nos permite establecer un recorrido por ese México de la primera mitad del siglo XIX y de principios del XX, es decir, se trata de reconstruir la mirada del coleccionista y de la cultura fotográfica mexicana”, explica.
La muestra –que permanecerá abierta hasta el 4 de septiembre– se divide en cinco núcleos temáticos. En el primero, De la pintura de retrato al retrato en estuche, se incluye una selección de retratos realizados en los estudios más importantes de la época, mientras en el segundo, Imágenes para la historia, explora los inicios de la actividad fotoperiodística en México con una serie de imágenes de la Revolución Mexicana y la Decena Trágica.
Les siguen dos espacios dedicados a imágenes de sitios emblemáticos y de interés para la mayor parte de los fotógrafos nacionales y extranjeros que recorrieron México. Y cierra con una sala que recoge los rostros que ayudaron a configurar ciertos rasgos culturales y simbólicos sobre México, sus costumbres y habitantes.
Destaca las piezas de Oliver B. Curtis y Robert Chauner, dos de los primeros daguerrotipistas y ambrotipistas activos en el México del siglo XIX, así como las imágenes que Franz Mayer captó entre 1920 y 1940.
¿Por qué le interesó la fotografía a Franz Mayer? “No tenemos tanta documentación en la que hable sobre ese interés, como sí la tenemos en torno a su colección. Encuentro muchos vínculos entre la adquisición de objetos fotográficos y la colección de arte entre 1920 y 1927”.
Sin embargo, en una carta escrita por Franz Mayer, le cuenta a su madre que se ha interesado en nuevos temas y que ya no se inclina tanto por los deportes, ya que está enfermo de los nervios. “Él encuentra en la fotografía un nuevo mundo y empieza a ejercitarla y a experimentar, mientras adquiere imágenes en estudios como el de Hugo Brehme”.
Y agrega: “Además, cuando comparamos las fotografías que F.
Mayer adquiere y que produce respecto a los grabados y pinturas que adquiere, encontramos un diálogo importante: hallamos iconografías, poses y elementos que están presentes en ambas partes de la colección”.
Vargas también se refiere a pioneros de la imagen como Emil Mangel du Mesnil –un fotógrafo francés que montó un estudio fotográfico en Michoacán– de quien se muestra una pieza autógrafa. “Él fue uno de los fotógrafos más importantes y prestigiosos en su época: arrojó luces en torno a la historia de la fotografía en México”.
El caso de Hugo Brehme, señala la curadora, también es clave en la colección de Franz Mayer, no sólo por su trabajo fotográfico, sino por tener un estudio que aglutinaba imágenes de otros fotógrafos, como el caso de Waldemar Melchert y Emilio Lange.
Así como C. B. Waite, uno de los primeros en registrar vistas y paisajes de México. “Estamos hablando de 1900 y aunque son poquitas imágenes, éstas entran en la muestra porque nos dan una idea de la conciencia histórica y artística de Mayer en cuanto a la importancia de los inicios de la fotografía en México”.
Por último, se refiere a María Santibáñez, una joya del Fondo Fotográfico Franz Mayer, “ya que pocas veces hemos escuchado nombres de fotógrafas. Ella fue alumna de Martín Ortiz, y, curiosamente, María realizó fotos artísticas preciosas. Son imágenes de sociales y algunas de éstas fueron publicadas en el periódico Excélsior”.
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