Las estampillas o pintaderas para tortillas forman parte de una de las representaciones más entrañables de la religiosidad en las comunidades otomíes de la cuenca del río Laja, en los municipios de Allende y Comonfort, Guanajuato.
Es probable que la fabricación de sellos con madera de mezquite se iniciara durante el siglo XIX. Sobre placas redondas o cuadradas de aproximadamente 15 centímetros de diámetro, se tallan relieves que muestran imágenes de la cosmovisión católica u otomí, animales, escenas de eventos o fiestas locales y retratos. El proceso de fabricación es arduo, pero una vez terminados, estos artefactos resisten el paso de generaciones.
Tradicionalmente, las mujeres preparan las tortillas luego de recolectar muicle y grana cochinilla; esto es para preparar pigmentos morados y rojos en diferentes tonalidades. Una vez obtenidos los pigmentos, introducen gotas en el material líquido y luego lo enrollan para extender el color en los sellos.
Los sellos se aplican cuidadosamente a las tortillas a medio hornear. Se mantiene pegado a la junta durante unos segundos y sin presionar, para que la masa absorba el pigmento depositado en las cubetas de pintura. Finalmente se separan la pintadera y la tortilla, colocándose nuevamente sobre el comal y con la cara pintada hacia abajo.
#INAHVirtual
No hay comentarios:
Publicar un comentario