miércoles, 31 de mayo de 2023

“Cómo domesticar a un humano”: Babas y Laura Agustí se meten en el cerebro de un gato

La italiana Barbara Capponi (i), más conocida como Babas, y Laura Agustí (d). EFE/Marta Pérez


Por: Sergio Andreu 

Barcelona (EFE).- La italiana Barbara Capponi, más conocida como Babas, quería ser etóloga, y a pesar de que finalmente se decantó por la publicidad y la escritura, ha logrado meterse con acierto en el cerebro de un gato en “Cómo domesticar a un humano”, un divertido manual ilustrado por Laura Agustí, también amante de los felinos.

“Cómo domesticar a un humano” es un pequeño fenómeno editorial, “hot book” en la pasada Feria de Fráncfort, en palabras de la editora de Lumen Lola Martínez de Albornoz, que se hizo con los derechos en castellano, al igual que once editoriales más de otros tantos países.

Editoriales hipnotizadas por la ironía y el humor de los consejos que un inteligente y resabiado minino ofrece a sus congéneres para hacer que los “primates” que los acogen en sus “madrigueras” cumplan sus caprichos y asuman, sin rechistar, sus incómodos y constantes desplantes, una visión que trastoca el concepto canónico de relación entre “animal de compañía y dueño”.

“Una de las razones del éxito del libro es, sin duda, que hay muchas personas que aman a los gatos; otro motivo es el enfoque, el punto de vista que da de la especie humana, una reflexión a través de los ojos de un gato, en el que muchos se verán reflejados”, explica a EFE esta risueña escritora italiana, capaz de contagiar con su forma de expresarse su amor por estos animales.

"Cómo domesticar a un humano": Babas y Laura Agustí se meten en el cerebro de un gato.


La italiana Barbara Capponi (d), más conocida como Babas, y Laura Agustí (i). EFE/Marta Pérez


“Son hermosísimos, amorosos y dan mucho cariño, aunque quienes no los conozcan no lo saben, porque existen muchos prejuicios sobre ellos. Traen ternura a nuestra vida, pero, por encima todo, está su relación con lo salvaje. Dentro de nuestro domesticado mundo, un gato es un pequeño tigre, un animal salvaje que elige amarnos. Y eso es algo que necesitamos”, argumenta la autora.

Ilustraciones de Laura Agustí

La edición española cuenta con el “extra premium” de las ilustraciones de Laura Agustí, una elección muy acertada.

La barcelonesa, verdadera maestra de la tinta, es autora de varios libros sobre estas criaturas, su primera obra “Gatos en la cabeza” o el último “Historia de un gato”, título tras el que se esconde un relato autobiográfico de adolescencia en un pequeño pueblo de Teruel.

“Es que es lo que más me gusta dibujar, soy muy gatuna y tras todos estos libros -ahora está ilustrando otro más- queda claro que me encantan desde pequeña”, señala sobre una casi obsesión de la que ha sacado provecho profesional.

El narrador ideado por Babas da consejos a otros gatos no tanto para manipular a los humanos, sino para adiestrarlos a base de “trucos” con los que ganarse su confianza e incrementar su autoestima (la del supuesto amo, no la del felino, que va sobrado): ronroneos, bostezos, “roneos” entre las piernas, amasar barrigas, maullidos o lo que llama “olimpiada de la locura”, esas exhibiciones de carreras a todo trapo por la casa encaramándose a los puntos más inverosímiles.

Cualquier cosa, incluso “la telepatía” a través de la mirada, para atrapar la atención del humano, “la especie más nociva y peligrosa del mundo” -detalla el gato sabio- inútilmente “obsesionada con las cositas” que posee, pero capaz de crear “fenómenos inexplicables como el fuego, la luz o el atún en lata”.

Por eso, recomienda elegir al humano “con voluntad más débil como proveedor de alimento”, al que más les guste a cada gato “como proveedor de amor”; así, concluye, el primate ideal sería “una hembra”, a ser posible “sin crías”. Blanco y en botella.

Carácter independiente de los gatos

Capponi sabe que a pesar del humor que imprime a su obra, no todos lo ven de la misma forma, que hay muchos que consideran al gato un animal imprevisible y territorial, con un carácter difícil -“como mucha gente, ¿no?”- incluso agresivo y al que se compara, “sin mucho sentido”, con el perro, el otro “compañero” doméstico y, en general, un ente más sumiso y jerárquico.

“Nosotros domesticamos a los perros, los gatos nos domestican a nosotros. Son casi como un alien, manteniendo las distancias, cuando ellos quieren…”, apunta la escritora milanesa, que ha tenido muchos gatos a lo largo de su vida, los últimos Leopoldino y Capitán Fracassa.

Un carácter independiente que Babas, expublicista de grandes campañas y creadora además como artista de pequeños retablos de figuritas de la cultura pop, resume en una anécdota de juventud.

Una traición en toda regla, cuando su madre encontró a Luigino, el minino de la familia, en casa de una vecina, donde hacía tiempo que llevaba una doble vida, con otro nombre y otros dueños, y que al verla entrar por la puerta ni se inmutó desde el trono en el que estaba instalado: sólo una mirada de desdén.

Para la ilustradora Laura Agustí, que reconoce que no sabe vivir sin animales, el gato ha demostrado que es una fuente constante de inspiración por su comportamiento cotidiano y una especie “muy mediática” como demuestran “los miles de seguidores que tienen los videos de “gatitos” en las redes sociales.

“Tengo dos gatas que cogí de edad adulta en una protectora y que me tienen a su merced. A mí me producen mucho alivio mental cada vez que estoy estresada en casa trabajando, y cuando hago mi parada técnica es para achucharlas, estoy todo el rato con ellas, y al final acabas nutriéndote de las cosas que hacen”, comenta la dibujante desarmada ante el influjo de sus “dueñas-mascotas”.

No hay comentarios: