Por. Roberto A. Valenciano Capín
Fue sumamente interesante y alentador asistir a este tipo de eventos, en donde se asume este doble compromiso, el atestiguar este proceso creativo y a la vez ser parte como espectador de este hecho escénico propuesto por Josué Ramírez, al presentar "Deus", su trabajo coreográfico recepcional para titularse como licenciado en Danza por parte de la Escuela Estatal de Danza, perteneciente al SEER.
Al tener como escenario, este histórico teatro de Difusión Cultural "Raúl Gamboa" del IPBA.
Este joven bailarín y coreógrafo, perteneciente a la generación 2007-2011, expone sin cortapisas toda esta posibilidad de transitar y a la vez retomar la esencia de la danza, por cierto, olvidada en estos tiempos, gracias a toda esta vorágine llena de estos artificiosos clichés que ondean en torno a este arte danzario.
Una coreografía propuesta a partir de la premisa de que " la danza requiere la unión del cuerpo y la mente para expresar emociones a través del movimiento, y es por lo tanto, un medio de autoconocimiento, que hace al bailarín estar consciente de su existencia y dimensión en el universo que habita".
Indudablemente es una obra netamente dialogante, refrendadas gracias al despliegue de tres entidades: El vacío, el espíritu y el corazón, generadores en si mismos de esta significación del movimiento.
En donde esta tríada dialogan, se contravienen y al final se logra este equilibrio desde la misma diferencia pare n momentos convertirse en este hecho amoroso, intuitivo, consciente y generoso que, indudablemente, hace consciente su existencia y su propio peso, así como demostrar que son un solo ente.
Es tal el acierto y el sigilo a partir de estas matrices, se busca no solamente generar estos motores del movimiento mismo hecha danza, sino también abreva en esta búsqueda introspectiva del ser, para generar no solo estos impulsos vitales que se manifiestan pródigamente, sino también esta memoria y por tanto pueden ser sentidos, disfrutados y gozados en este conversatorio manifiesto a pesar de cierto embeleso en el tratamiento ofrecido por este joven coreógrafo.
Más allá de estas imágenes que sorprenden ante esta desazón en el propio cuerpo/lenguaje y su ejecución, más bien si se da esta evocación en la construcción de una viable poética, así como mostrar una capacidad en cuanto a la introspección y esta constante búsqueda por ir desentrañando estas pulsaciones a través de estos cómplices en escena como lo son: Nayelli Torres, Isis Chávez y el mismo Josué Ramírez.
Un trabajo coreográfico que recibió un cálido aplauso del respetable que se dio en buena cita en este recinto cultural.
Posteriormente, el postulante a titularse tuvo su examen profesional y en donde resulto con la aprobación de los sinodales.
Felicidades a este nuevo licenciado en danza. Josué Ramírez.
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