TRANSVERSALES

 

 

Por: Silverio Orduña

 

Recientemente fue celebrada una nueva edición de Transversales, festival de artes escénicas contemporáneas. ¿Qué fue trabajado y bajo qué lineamientos? Alicia Laguna y Zuadd Atala nos hablaron sobre las conexiones discursivas construidas y de los resultados obtenidos.

 

¿Cuáles fueron las reflexiones más sobresalientes que se plantearon en esta edición de Transversales? ¿Hubo algún punto de encuentro específico entre los participantes?

La reapropiación, la copia, el devorar el trabajo artístico de alguien más como ejercicio proveniente del deseo. Fue un tema interesante en el Laboratorio Antropofágico que Tamara Cubas impartió, mismo que desató muchas discusiones en nuestras charlas posteriores. La reapropiación se pone en juego, de nuevo, y eso propone una tensión entre la presencia del performer y el presente de la experiencia.

 

Por otro lado Olga de Soto con su propuesta planteó un trabajo de investigación, donde la reconstrucción de la memoria como presente activa la imaginación con líneas de trabajo muy interesantes: la memoria como presente, el movimiento como archivo y la coreografía como cartografía de la memoria.

 

 

El trabajo de Juan Domínguez, por su parte, sirvió para movilizar conceptos sobre la relación entre el artista y el espectador, entre el espacio de la realidad cotidiana y el del espacio de la obra artística. Mostró una forma de construir experiencias escénicas para un invitado (espectador), desplazar los conceptos de actor, bailarín o perfomer, para presentarnos como constructores de acontecimientos, para hacer visible a otro o preparar espacios para los invitados.

 

¿Se puede afirmar que existen ciertas directrices de exploración en la escena contemporánea?

Buscamos crear a partir de distintas ecuaciones que son consecuentes más con el acto que con el artista, más con el otro que con uno. En su mayoría se presentaron piezas que están pensadas desde la complicidad de los creadores, son más anfitriones que performers. Algunas más sutiles, otras decididamente participativas. Me atrevo a resumirlo en dos directrices: 1) formas de creación o experiencias escénicas, diseñadas con herramientas teatrales o coreográficas, pero direccionadas a una práctica artística relacional, como fue el caso de Olivier Grosstetête y Juan Domínguez en su pieza Clean Room. Estos trabajos van en busca del invitado (espectador) para disolver esa jerarquía de roles,  construyen diseños pensados para ser recibidos más que vistos; 2) en el caso de Ayelen Parolin, Olga de Soto y Juan Domínguez, quienes proponen piezas escénicas, que reconfiguran conceptos y trabajan la coreografía como un movimiento de historias, acciones, que se activan en el espacio. Que están mas allá de la discusión  de romper con las técnicas establecidas de la danza y la coreografía y componen auténticamente desde sus herramientas, nuevas formas (para ellos) sin otra pretensión más que presentar un acontecimiento al otro.

 

 

Todos los invitados construyen distintas escrituras escénicas en las que son creadas las piezas, pero en definitiva desde una mirada personal atravesada por un rigor estético y conceptual desde una mirada que ya no pone en discusión las formas actuales de creación sino que trabaja con ellas. Insisto, desde una mirada muy auténtica y personal.

 

 

Digamos que son artistas que en la práctica resuelven y ponen en crisis sus formas de creación.

 

¿Qué nuevas formas de creación percibes ahora y en qué han cambiado en relación a las ediciones anteriores de Transversales?

En estas dos últimas emisiones, en San Luis Potosí, gracias al contexto a nivel infraestructura en el Centro de las Artes, con un diseño pensado en torno al diálogo entre los artistas, se generó un acento en las actividades académicas y de reflexión en el cual los artistas invitados y los locales tienen una mayor oportunidad de conocerse y de volver ese espacio, física y simbólicamente hablando, un encuentro de pensamiento y diálogo. Se ha pensado también en el diálogo entre creadores a nivel de contenidos, de afinidades o de pensamientos sobre su creación.

 

¿Se ha modificado el encuentro al situarlo en San Luis Potosí?

Las modificaciones se han dado por el contexto y por el interés de ir migrando hacia un lugar mayor de reflexión y de intercambio. Este año en particular ha habido un acento en el trabajo con el espacio urbano, con la gente. Propusimos distintas formas de abordar la escena contemporánea desde un foco específico en la obra de un creador que fue Juan Domínguez hasta la inclusión de un trabajo en proceso de colaboración entre una artista nacional y una  española.

 

 

¿Las particularidades de la escena local han tenido algún efecto?

Pienso que es pronto para hablar de algo así pero San Luis Potosí, gracias a la actividad del Centro de las Artes, está contaminado de diversas experiencias que han llevado a la comunidad al conocimiento y a la recepción de artistas mexicanos y extranjeros que dialogan con las artes contemporáneas desde diversos ámbitos y que en un futuro próximo se vertirá en la escena potosina y nacional.

 

¿A qué problemáticas se enfrenta la conceptualización y la gestión de un encuentro de estas características?

Transversales enfrenta la problemática de toda la cultura en este país, de manera  acentuada. La falta de presupuesto permanente que garantice la continuidad sin la incertidumbre a la que es sometida su programación y diseño año con año. San Luis Potosí en este caso cuenta con una infraestructura muy adecuada para un encuentro de estas características pero para realizarlo se dialoga con diversas instancias culturales locales que a veces están dispuestas a apoyarlo y otras no. Pensamos que una sana estadía en el estado y en la ciudad depende de la propia organización de Transversales, de la transparencia con las instituciones locales y del centro de las artes y sobre todo del acompañamiento de la comunidad artística y su interés en participar. Así mismo nos interesa generar un vínculo con el público local, un público que pueda interesarse en las propuestas que queremos compartirles y asistir gratuitamente a las funciones. Esta creación de vínculo entre el encuentro y el espectador no especializado en la escena actual requiere de especial atención y trabajaremos para lograrlo.