La Navidad es un tema que ha estado presente a lo largo de la historia de la literatura. Lo han abordado desde La Biblia y autores de diversas épocas, dando paso a clásicos; algunos de ellos llevados al teatro o al cine, como Cuento de Navidad, de Charles Dickens, que posee decenas de adaptaciones al séptimo arte, en formatos animados o actuada, y ¡Cómo el Grinch robó la Navidad!, libro escrito por Theodor Geisel.
Para el tema, se toma lo mismo la llamada Noche Buena que la Navidad en sí, partes de un todo que se han vuelto inseparables. La primera aparición de este tema, por supuesto, es en La Biblia, en particular en los libros de Mateo y Lucas, y en menor medida en los de Isaías y Jeremías.
En los dos primeros, desde la anunciación del nacimiento de Jesús, la llegada de José y María a la posada donde finalmente ésta dará a luz; así como la aparición de un ángel, de los pastores que adoraron al recién nacido y la visita de los (reyes) magos. Incluso, el último hace mención a lo que hoy llamamos Árbol de Navidad.
Las fechas remiten a la bondad, a los momentos familiares, a la paz, la esperanza y a la nostalgia; pero la literatura ha ido más allá y ha creado historias que igual conmueven el corazón, pero también muestran otras facetas de la vida, de las personas, generando lo mismo lágrimas que risas o momentos difíciles. Asimismo, en esas obras suelen aparecerse espíritus de la temporada.
Ignacio Manuel Altamirano, escritor de Navidad en las Montañas
Tradicionales son las obras que escribieron grandes como Dickens, los hermanos Grimm, Hans Christian Andersen, Ernest Hoffmann o Gustavo Adolfo Bécquer; y, más recientemente, Agatha Christie, Truman Capote, Ciro Alegría y Benito Pérez Galdós.
México cuenta con una novela dedicada al tema, Navidad en las montañas (1870), escrita por Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893); en la que se narra la experiencia de un capitán del ejército, quien en Noche Buena llega a una población humilde enclavada en las montañas. El cura del pueblo les ofrece posada, ante lo que el militar desconfía; pero, posteriormente, se da cuenta de las bondades del religioso, un hombre bondadoso y justo que así se comporta con los feligreses.
Tal vez la obra más conocida dedicada a la Noche Buena es Cuento de Navidad (1843), de Dickens, en la que al avaro y mezquino Ebenezer Scrooge se le aparece el espíritu de su socio recién muerto, Jacob Marley, quien le lleva a un viaje por una serie de escenas navideñas, pasadas y futuras, en las que la paz, bondad y felicidad son el punto en común.
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