miércoles, 18 de diciembre de 2019

La cultura, herramienta para la paz Ortiz Monasterio


Por: Luis Galindo

Pablo Ortiz Monasterio (Ciudad de México, 1952), ganador de la Medalla Bellas Artes 2019, asegura que en las tardes irrumpe en él la pregunta ¿qué tanto puede ayudar la cultura?: “pienso que es poco, pero las pocas herramientas que tenemos es para recomponer el tejido social y todo mundo estamos de acuerdo en que el telón de Bellas de Artes es una maravilla”.

El artista de imágenes y libros ejemplifica que las ruinas de Palenque son una maravilla, así como el trabajo del artista plástico Francisco Toledo (1940-2019), cuestiones en las que buenos, malos y pintos “estamos de acuerdo y creo que la cultura es una herramienta o un instrumento fundamental”.

En entrevista con Notimex, el maestro de la lente —quien revela que dedica la presea que le fue entregada el 11 de diciembre en el Palacio de Bellas Artes a la paz, la fraternidad y la necesidad que tenemos de entendernos los unos con los otros— destaca que la cultura es una herramienta fundamental para este fin.

“Creo que es fundamental para la pacificación, la cultura es fundamental para la democracia y, resumiendo, le dedico ese premio a la gente de paz, a quienes dedican su esfuerzo a la comprensión de todos y no a dividirnos”.

El también editor, quien estudió fotografía en Londres, Inglaterra, dice que recibir la Medalla Bellas Artes en la categoría de Fotografía representa un orgullo grande por la gente con la quien compartió el recibimiento de las distinciones este año, tal es el caso del director de teatro Luis de Tavira y la escritora Bárbara Jacobs, gente de gran nivel, enfatiza.

“La parte más interesante de todo —como decía el poema de Cavafis, 'Ítaca'— es el camino, todo lo que ha sucedido, todos los libros que hemos publicado, toda la fotografía, todos los proyectos que hemos armado, eso es lo que vale la pena y el reconocimiento da gusto”.

Aunque confiesa que los premios, reconocimientos y homenajes llegan después de muchos años de labor ardua, gozosa y exigente, afirma que lo realmente apasionante es el trabajo mismo: “he tenido la fortuna de encontrar un territorio que me fascina, me encanta, me divierte hacerlo, por lo que no resulta pesado y es divertido”.

La labor en la fotografía

—La fotografía es el arte de hacer imágenes, seleccionar el flujo de la vida de ciertas imágenes que tengan contenido, pues el mundo está convulsionado y es momento de hablar con claridad, de decir las cosas y usar los lenguajes visuales que manejo para hablar de eso y falta mucho—, opina.

Añade que tiene "varios libros en la mochila que estoy terminando, así como proyectos colectivos en los que echo una mano como editor, que probablemente sea más importante que mi propio trabajo fotográfico".

Ortiz Monasterio también ha trabajado con gente de las publicaciones Río de Luz, México Indígena, Luna Córnea del Centro de la Imagen y de la revista Letras Libres, en la que “publicamos mensualmente un reportaje fotográfico” y en la colección Círculo de Arte.

“Todo aquello ha sido trabajar con personas de muy distintos ámbitos y ha sido un privilegio, pero hay mucho por hacer todavía; hay alegría y entusiasmo, entonces a darle”, declara.

Un artista de la lente que ha abrevado en distintos géneros, y si bien su trabajo más conocido es el documental “mi libro que se titula La última ciudad, con un texto prodigioso del escritor José Emilio Pacheco (1939-2014), y Corazón de venado, sobre huicholes, todo es cercano a esta actividad".

Finalmente, el fotógrafo apunta que “ahora estoy concentrado de nuevo en el trabajo estrictamente documental, dar cuenta del mundo que nos tocó vivir”. 

NTX/LGZ/AFG/PSG/MCS

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