domingo, 9 de agosto de 2015

Recuperan 100 años de historia de la talavera poblana

 
 
La especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Emma Yanes Rizo, se dio a la tarea de rescatar un siglo de historia sobre la talavera poblana, un tipo de mayólica típica del estado de Puebla, que tiene un acabado vítreo en color blanco marfileño como base de decoración.
 
La talavera se utilizó tanto en vajillas como en contenedores para los hospitales, e incluso en los azulejos y las fachadas de casas e iglesias.
 
La investigadora Emma Yanes Rizo, indagó la procedencia de los artesanos españoles que llegaron a Puebla en 1550 y dieron origen a esta loza de fama mundial.
 
En su investigación, logró determinar que en 1550 un pequeño grupo de artesanos provenientes de los Talleres de la Reina Sevilla y Génova se establecieron en la Nueva España, en particular en Puebla, y comenzaron a producir la popular talavera.
Los artesanos españoles aprovecharon el conocimiento prehispánico que tenían los pueblos indígenas en el manejo de las arcillas, y lo incorporaron a sus talleres junto con el propio personal europeo e incluso con esclavos negros. El resultado fue un producto original hoy denominado talavera poblana”, declaró Yanes en un comunicado del INAH.
 
 
Existen registros desde 1550 que comprueban la presencia de loceros en Puebla, sitio que facilitó la producción de la loza y el acceso a la materia prima, además esta urbe novohispana ocupó un lugar estratégico.
 
 
La talavera se utilizó tanto en vajillas como en contenedores para los hospitales, e incluso para el traslado del vino y el pulque, añadió. También se aplicó en los azulejos, primero dentro de los inmuebles, por ejemplo en cocinas, fuentes y altares, y después, principalmente en el siglo XVIII, en las fachadas de casas e iglesias.
 
 
Al paso del tiempo, el concepto de vajilla cambió, puesto que en el siglo XVI el servicio de la mesa era muy elemental: consistía en una escudilla, una especie de plato sopero y otro más un poco extendido, un especiero y una fuente al centro, pero esto poco a poco se transformó y se hizo más compleja la producción de plato, platito, platón, taza y tacita.
 

 
Lo anterior, propició que en el siglo XVIII la loza estannífera alcanzara auge y gusto entre la sociedad con mayores recursos en la Nueva España, concluyó Yanes Rizo.
 
 
La investigadora, recabó estos datos para su tesis doctoral en el Archivo Notarías de Puebla, en el Centro de Estudios de San Ángel de Grupo Carso, en el Archivo de Indias de Sevilla y el Archivo Judicial de INAH Puebla.
 
Emma Yanes Rizo, recurrió a vestigios de tiestos arqueológicos de loza fina de los últimos salvamentos arqueológicos en el Centro Histórico de la ciudad de Puebla, donde se encontraron gran cantidad de fragmentos de mayólica del siglo XVI al XVIII.

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