jueves, 2 de noviembre de 2023

Pan de muerto convertido en lienzo



Por: Patricia Briseño

OAXACA, Oax.— San Pablo Villa de Mitla,  localidad zapoteca, conocida como la ciudad sagrada de las almas o  lugar de descanso, alberga la zona arqueológica donde los antiguos zapotecas realizaban ritos para enterrar a los sacerdotes.

En este lugar, ubicado a unos 40 minutos, al oriente de la capital, los preparativos para la celebración de  la fiesta de los Fieles Difuntos empezaron desde 12 de octubre, a la par de la conmemoración de la Virgen del Rosario, con anticipación, la comunidad católica se provee de los alimentos y elementos  que acompañarán el altar en honor a los familiares fallecidos.

Una de las particularidades en la ofrenda en esta comunidad indígena es su tradicional y peculiar pan de muerto, ya que es la única población que lo decora con batido de clara de huevo y azúcar glas, conocido en la repostería como betún.

El pan es decorado por un grupo de expertos de la localidad, quienes año con año son convocados por las panaderías de la localidad, para mantener viva la tradición, propia de la localidad milenaria.

Los panaderos, a mano alzada, transforman la cubierta del pan en un lienzo, en minutos, recrean pasajes bíblicos e imágenes religiosas de las que fue creyente el fallecido.

Los artesanos se apoyan  con una bolsita de plástico que semeja una manga ( duya) pastelera, a la que le vierten un poco de betún, y de manera natural trazan rostros, flores, animales o las grecas características de los muros de la zona arqueológica.

Algunos maestros panaderos también colocan una carita elaborada con azúcar, con el propósito de darle una “identidad” al pan o bien, a manera de homenaje al ánima.

En esta fecha cientos de personas se aglomeran afuera de las panaderías de Mitla esperando turno para que el artesano de la panadería les comparta de su talento en betún.

Se estima que durante esta temporada una panadería puede llegar a elaborar más de 20 mil panes, de distintos tamaños y precios.

Cabe destacar que el pan de muerto de Villa de Mitla tiene su antecedente en un simple amasijo, herencia de la conquista española, se le conoció como “tortilla de Castilla” . Se preparó con levadura, harina cruda y agua, y, al paso del tiempo, al pan se le agregó mantequilla y huevo.

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