lunes, 20 de junio de 2022

Mirada femenina sobre el padre; Mónica Lavín y Alma Delia Murillo presentan obras



Por: Virginia Bautista 

"Las últimas palabras que crucé con mi padre fueron: ‘Eres un egoísta’. Estaba sentado en el reposet con la luz de la ventana a su espalda... Llevaba más de una semana hospitalizado y no veíamos cómo enfrentar los gastos... Me enganché con su necedad de hombretón, de jefe de familia, hice berrinche de niña y con un azotón de puerta salí del cuarto... Me salí de lo poco que le quedaba de vida”.

Así evoca la escritora mexicana Mónica Lavín a su progenitor, días antes de morir en 2017, en su novela más reciente Últimos días de mis padres, en la que narra, “luchando contra la ausencia y el olvido”, la convivencia que tuvo con ambos, las enseñanzas que le dejaron y la relación especial que tuvo con el autor de sus días.

La narradora Alma Delia Murillo también acaba de dedicar a su progenitor su primera novela auto- biográfica, La cabeza de mi padre, en la que realiza una crónica del viaje que emprendió a sus 39 años a Michoacán en busca del hombre que abandonó su hogar cuando ella tenía siete años.

"Para mí era fundamental conocerlo. Tenía la certeza a fuego de que mi padre iba a morir y pensé que, si no lo buscaba, no lo vería nunca más y lo iba a lamentar, por mí, por esta sensación de incompletud con la que ya no quería ir por la vida. Eso me empujó con potencia.




Dos meses después, murió”, dice en entrevista. En la literatura de todas las épocas, desde los clásicos hasta los contemporáneos, la figura del padre ha sido abordada, recreada o cuestionada sobre todo por los escritores varones, desde William

Shakespeare hasta el colombiano Héctor Abad Faciolince. Y México no ha nsido la excepción, desde Alfonso Reyes y Juan Rulfo hasta Felipe Campbell y Vicente Quirarte, por citar sólo algunos.

"Por esta razón, es importante, vital y urgente que las narradoras o poetas mujeres escriban sobre la figura paterna, que se ofrezca desde la literatura una mirada femenina sobre el padre”, afirma Murillo. “No hemos abordado este tema, porque nos dejaron llegar muy tarde a la mesa de la literatura. Sólo de pensar que Sor Juana no podía ir a la universidad... Se han perdido de la mitad de la mirada del mundo, y de la mitad del talento del mundo, por su machismo sistémico, histó- rico y milenario”.

Aclara que “nuestra historia no está relatada, por eso seguimos creyendo que las familias son perfectas: papá, mamá, hijitos, jardín, perro, vacaciones en diciembre. Pero en México hay millones de hijos sin padre, porque éstos abandonan el hogar y los niños deben padecer su ausencia.

"Por eso quise cuestionar la figura del padre. Y tengo la intuición que vendrá una ola importante de autoras escribiendo sobre el suyo. La literatura te permite que, todo lo que pasó en tu familia, lo narres des- de otro lugar”, indica.

En su caso, Murillo confiesa que al encontrar a su padre se desmoronaron todos los mitos que tenía. “El de mi propio relato, pasar de la rabia y la vergüenza de no tener papá a entender qué paso, que era un ser humano de 23 años y que no pudo enfrentar el accidente brutal de mi hermana.

"Esta señora que soy ahora no ve a un papá que la abandonó, sino a un muchacho. Es otro padre; ahora digo que sí tengo papá.

El libro me ha permitido completarme después de un proceso doloroso y complejo”, acepta.

Lavín señala por su parte que, a pesar de que convivió muchas décadas con su padre, la orfandad duele a cualquier edad. “La orfandad es un nuevo estadio de vida. Se pierde la conversación, el diálogo con el mundo. Nadie te mira en la orfandad, no le significas a nadie lo que le significabas a tus padres. Se queda uno hablando solo y quizá por eso el libro sea una especie de diálogo, conmigo, con ellos, con el lector”.

Concluye que “quería escribir sobre mis padres, sobre su origen, quiénes eran, qué parte no supe entender; quizá para paliar la ausencia o dignificar la muerte, pues ésta casi siempre tiene una cara grotesca, nunca es bella. Y la literatura me permitió hacer, desde el dolor, una propuesta que me permitiera reflexionar”.

Coinciden en que esta mirada femenina del padre desde la literatura enriquece esta temática.

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