lunes, 13 de junio de 2022

Lázaro Cárdenas, el hombre que sabía escuchar y nunca atentó contra las instituciones



Por: Adrián Figueroa Nolasco

Lázaro Cárdenas no es la figura de bronce en la que han querido convertirlo, sino un hombre de su tiempo que sabía escuchar al otro, el político que nunca atentó contra las instituciones y que intentó armar un modelo que atacará la injusticia social, la mala distribución de la riqueza, los abusos de los empresarios y funcionarios corruptos, asegura el doctor en Historia, Ricardo Pérez Montfort.

El investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y maestro en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM cierra la biografía del General Cárdenas con el tercer volumen “Lázaro Cárdenas, un mexicano del siglo XX” (Debate), en el cual narra los últimos 25 años de vida del expresidente, la crónica del hombre cuyo sueño era construir un país más igualitario.




–¿Lázaro Cárdenas murió y quedó pospuesto su sueño sobre una igualdad política, social, económica, educativa…?

–Pospuesto y con pocas posibilidades, realmente, de realizarse a partir de estos modelos de desarrollo que se han incrementado, como el neoliberalismo.

Cárdenas no vivió para ver cumplido su sueño. Aunque hay que ubicarlo en su época. Es el sueño posrevolucionario y él trata que las cosas cambien para la mayoría de este país. Que se construya un Estado de bienestar que regule y apuntale un desarrollo equitativo y que no favorezca exclusivamente a ciertos sectores, que no permita la injerencia tan bárbara de los capitales extranjeros que atentan contra la soberanía nacional y las riquezas naturales.

Es el Estado que sueñan los Constituyentes del 17 y se trata de echar a andar en la década de los años 30, con sus pros y contras. En el tiempo en que Cárdenas fue presidente se nota el esfuerzo por lograr esto. Los resultados son magros, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, para América Latina, en gran medida por la voracidad de los Estados Unidos y el capitalismo tan radical que se implementa en la Guerra Fría, es un modelo que va a impedir al modelo socialista que intenta hacer una mejor distribución de la riqueza.

A esto le sumamos un modelo industrializador en México que no pega y por eso en los años 60, Cárdenas, ya en el periodo final de su vida, está consciente de que el modelo de desarrollo no había cuajado y, en cambio, hubo un giro hacia la derecha con la defensa del empresariado, el descuido de la soberanía nacional y la permisibilidad en materia de inversión extranjera.

–Por otro lado, ¿Cárdenas era un hombre de izquierda, criticado y no afiliado al PRI?

–Cárdenas no esperaba esta reacción tan severa contra lo que se consideraba socialista en el mundo, pero él sigue siendo la gran figura nacional que mantiene el pensamiento de izquierda en el país. De 1946 a 1970, la izquierda institucional mexicana era Cárdenas y la conciencia crítica, a pesar de ser tan claramente institucional. Nunca va contra el PRI ni el Presidente de la República en turno ni las instituciones. Va contra los corruptos, derechas, empresarios abusivos y el imperialismo.




De su afiliación al PRI es interesante y en los años 50, cuando intervienen las oficinas del Partido Comunista en México, entre los papeles que aparecen y están en EU, hay un documento que entre comillas dice que Lázaro es miembro amistoso del Partido Comunista, pero tampoco militaba en ese partido. Y eso de que no era miembro del PRI, él lo dice, en buena medida, para zafarse de la militancia priista que lo quería involucrar y tenerlo de su lado siempre.

–Fuera de la Presidencia y su compromiso con México, ¿fue como un Ulises que retorna a su hogar: el pueblo?

–La labor de Cárdenas en las comisiones de las Cuencas Hidrológicas del Tepalcatepec y del Balsas no se valora en toda su profundidad de lo que hizo en esas regiones, pero su figura hoy aún está. Es impresionante esa memoria colectiva de su ir y venir, porque eso que se llama el “tercer círculo del general” no se agota y está vivo en la gente que lo recuerda con afecto.

Porque no era como otros presidentes que iban a una comunidad originaría y se vestían con trajes tradicionales. Es el caso de las visitas a los chamulas, donde los mandatarios usaban su ropa. Cárdenas no hacía esto, pero lo que sí hacía era escuchar y hay una anécdota famosa en la cual le dicen: “General, ya le dijeron 15 veces lo mismo” y él responde: “Yo los tengo que oír todas las veces que sea necesario, porque esa es mi convicción”.

Ricardo Pérez Montfort destaca además dos aspectos importantes para entender la figura histórica de Cárdenas:

“Uno, no olvidar que es un ser humano, excepcional, no fue la figura de bronce en que lo han querido convertir, que sentía a la gente, oía música, amoroso con la familia, un personaje con gran humanidad; y lo segundo, fue un hombre que intentó armar un modelo que atacará la injusticia social, la mala distribución de la riqueza, los abusos y promoviera la defensa de la soberanía nacional”.

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