jueves, 5 de septiembre de 2019

Juan de la Cabada. Un vago de profesión


El escritor, narrador oral y guionista mexicano Juan de la Cabada Vera (1899-1986), quien se autodefinía como vago de profesión, este miércoles cumpliría 120 años.

Nacido en Campeche, el también dramaturgo estudió en el Colegio del Sagrado Corazón de su tierra natal y en la Escuela de San Ildefonso en Mérida, Yucatán; fue fundador de la revista de la Liga Mexicana de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), del periódico mural Llamada, la editorial Extemporáneos y El Correo de las Américas.

Trabajó en Cuba como contador y en el Consulado de México en Nueva York fue libretista en la división de radio de las Naciones Unidas (1949–1950). También en Radio Universidad inició el programa "Recuento vivo, mis décadas"; fue profesor de tiempo completo de la Universidad Autónoma de Guerrero a partir de 1964 y hasta 1968, donde publicaron sus libros de cuentos, y en el Middlebury College de Vermont.

Asimismo, laboró como argumentista y adaptador de las películas El brazo fuerte (1958), Subida al cielo (1952), La ilusión viaja en tranvía (1954), Raíces (1955), María la voz (1955), Canasta de cuentos mexicanos (1956), Maratón de baile (1958), La tijera de oro (1958), Las señoritas Vivanco (1959), Sonatas (1959), Simitrio (1960), Caltzontzin inspector (1974), Las fuerzas vivas (1975) y Llovizna (1978).

De la Cabada Vera, ganador del Premio de Letras Elías Sourasky, perteneció al Partido Comunista Mexicano y en varias ocasiones fue encarcelado por su activismo político, según un comunicado del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).

Entre la obra publicada del autor campechano se encuentran los cuentos "Paseo de mentiras", "Incidentes melódicos del mundo irracional", "La conjura y otros cuentos", "Cuentos del camino", "¿Qué piensa usted, amigo Juan?", "Todavía la gente no lo sabe…", "Un secreto en el paisaje", "La máscara y otros relatos", "El duende y María", "La voz", así como la novela Damos fe y la obra de teatro La Guaranducha.

1 comentario:

Hebert Renán Chan Sunza dijo...

Soy un campechano que me da vergüenza no haber sabido tanto de la obra y el genio de DON Juan de la Cabada.He pasado junto a su estatua y en alguna ocasión hasta la ignoré. Tendré la vergüenza y la humildad suficientes para la próxima vez detenerme junto a ella para pedir perdón. Buscaré sus obras para conocerlas y enseñárselas a mis hijos y a mis nietos.