domingo, 10 de marzo de 2024

David Toscana, un minero de las letras

El escritor regio David Toscana



Por: Virginia Bautista 

Para el escritor regio David Toscana (1961), cada novela o cuento implica la búsqueda del oro y, “como los mineros que nunca conocen bien a bien el camino, que no saben dónde escarbar, así termino trabajando. Se me ocurre una idea y después veo hasta dónde la puedo llevar”, comenta.

En entrevista con Excélsior, el narrador que mañana recibirá el Premio Excelencia en las Letras José Emilio Pacheco 2024, dotado con 175 mil pesos, durante la inauguración de la edición 12 de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey), agrega que “cuando encuentras el ‘mineral’ lo quieres trabajar, pulir y quieres que brille.

Y eso ya lleva un arduo trabajo, hay que esforzarse mucho para que en la narración parezca que no te esforzaste. Trabajas para tener algo coherente, que tenga significado; aunque empiece de manera caótica, no debe terminar así”, agrega.

El autor de 11 novelas y dos libros de relatos confiesa que, de los tres premios que ganó el año pasado, el Bienal de Novela Vargas Llosa y el Mazatlán de Literatura, ambos por su obra El peso de vivir en la tierra (2022), el Excelencia en las Letras, que otorgan la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y la asociación académica UC-Mexicanistas, lo llena de satisfacción porque reconoce el total su trayectoria.

El 2023 fue mi Annus mirabilis (año de los milagros, en latín). Después de tres galardones, ya estoy listo para las vacas flacas”, bromea el autor de Las bicicletas (1992) y Olegaroy (2017).

Dice que se siente un escritor consolidado y que le agrada que se defina a su estilo como toscaniano. “Me gusta tener este adjetivo. Para mí, evoca un cierto gusto por los personajes quijotescos, trastornados o borrachos; la recreación de situaciones absurdas y un lenguaje que siempre está jugando, que también es protagonista.

Intento que la novela sea un juego al que podamos ponerle el adjetivo de bello. Creo que debe haber belleza en la literatura; no sólo emociones, intrigas y tensión narrativa. Debe quedar una sensación de belleza”, añade.

El Ingeniero Industrial y de Sistemas egresado del Tec de Monterrey, quien posteriormente estudió en la Escuela de Escritores de la Sogem, considera que lo que ha escrito podrá ser bueno, pero lo que realmente le quita el sueño es la novela que sigue.

"Cada novela te va costando más trabajo. Cuando escribes la primera obra, sientes que tienes todas las veredas que nunca has pisado. Pero después te tienes que cuidar mucho de no pasar por donde mismo. Cada obra debe ser diferente, pero cada vez es más difícil ser diferente a tí mismo”, indica.

El autor de Estación Tula (1995), El ejército iluminado (2006) y Los puentes de Königsberg (2009) confiesa que no le preocupa la estructura literaria. “La estructura se debe dar sola. No me planteo una novela que tenga una estructura de antemano, que si cómo divido el tiempo, que si hay flash backs o cuándo hablan los narradores.

"Comparo una novela con una sinfonía, donde las notas tienen que caer, los distintos instrumentos deben sonar bien. Tampoco sé el desenlace, lo voy descubriendo. Hay una coherencia estética que te obliga a encontrar ese final y cuando la termino yo mismo me sorprendo”, detalla.

Toscana, quien divide su residencia entre México, Polonia y Madrid, aclara que su proceso de trabajo es completamente libre. “Creo en la disciplina, pero no en la rutina. La disciplina es saber que tengo que avanzar, pero no necesariamente con horario. Sigo la intuición y procuro ser espontáneo. Cuando escribo, lo único que exijo es el silencio, por lo demás, me adapto a toda circunstancia”, señala.

Tras admitir que los personajes femeninos le son más difíciles, por lo que casi siempre sus protagonistas son masculinos, el narrador adelanta que acaba de terminar un cuento que formará parte de la antología de beisbol Las paradas cortas. “El relato se llama La serie mundial de 1926 y estoy viendo si la editorial Era lo publica”.

Toscana será presentado mañana por el escritor Juan Villoro y su obra será motivo de reflexión en el 15 coloquio de la asociación UC-Mexicanistas, de la Universidad de California, que arranca el próximo miércoles. La Filey se llevará a cabo hasta el 17 de marzo

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