Bajo la coordinación del colegiado Leonardo López Luján, se inaugura la exposición "Sabores y saberes" en El Colegio Nacional. El arquitecto José Enrique Ortiz Lanz, curador y museógrafo de la muestra, comparte un texto alusivo a esta singular lectura de nuestra cocina y comida, que permanecerá abierta al público en la sede de la institución académica hasta abril de 2023.
José Enrique Ortíz Lanz*
Una exposición cercana, pero a la vez novedosa, "Sabores y saberes en El Colegio Nacional" reúne por primera vez aportes, sentencias y escritos de más de una veintena de integrantes de esta institución de excelencia sobre un patrimonio inmaterial vivo y cambiante como es el gastronomía.
Esta es la primera vez que la academia mexicana se sienta a la mesa para degustar el tema desde las diversas perspectivas del saber, para mostrar su pluralidad y calidad; desde artistas visuales hasta escritores, desde arqueólogos hasta neurocientíficos, desde biólogos hasta filósofos, entre otros, entablan un diálogo que muestra la riqueza y variedad, pero sobre todo, la importancia de uno de los patrimonios más cercanos a la esencia mexicana.
"La vendedora de frutas" (1951), de Olga Costa.
Esta conversación atemporal que reúne a miembros fundadores de la institución, hace 79 años, con otros de reciente ingreso, tiene sitio en la Sala de exposiciones de El Colegio Nacional, recién ampliada y que abre sus nuevos espacios con más de ochenta piezas que conjuntan en esta sinfonía del saber acervo de museos públicos y colecciones privadas, con voces y presencias, muchas de ellas nunca antes exhibidas y otras conocidas que nos muestran novedosos ángulos.
Así, un mecanuscrito de Diego Rivera presentado en esta institución en 1944 con el título de “El gusto”, nos muestra un aspecto poco conocido del artista, quien con amplia y profunda mirada ronda el pensamiento teórico y filosófico; el documento se exhibe junto a una colección que su nieto, Juan Rafael Coronel Rivera, ha reunido sabiamente sobre las mujeres torteadoras y que van del siglo XVIII hasta algunas piezas recientes.
En la exhibición lo mismo podemos ver por primera vez reunidas las escenas de pulquerías del siglo XIX de dos museos diferentes, que el diálogo entre el arte contemporáneo con la arqueología. Se trata de pluralidades, de libertad en el saber y de profunda observación de un México fuertemente identitario, pero a la vez cambiante.
Además de nuevos espacios, El Colegio Nacional se moderniza y brinda un mayor servicio a sus visitantes con un sistema tecnológico de punta para que, a través de un micrositio que cubre toda la muestra, los visitantes puedan descargar en sus teléfonos –sin consumir sus datos– las participaciones de los miembros de El Colegio Nacional con imágenes, y que las personas con debilidad visual escuchar la narración de los contenidos.
SOBRE JOSÉ ENRIQUE ORTIZ LANZ*
Arquitecto campechano con estudios en restauración en Italia; se ha desarrollado en forma ininterrumpida desde hace 35 años en el mundo de los museos y exposiciones de México y del mundo.
Encabezó la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH por más de 13 años y se ha ocupado de las reestructuraciones y realizaciones de algunos de los museos más importantes de esa red, como son los Museos Nacionales de Antropología y el de Historia, además del Museo de las Culturas de Oaxaca.
Actualmente, dirige Estudio Museográfico, una empresa especializada y que convoca a numerosos expertos, con quienes ha realizado diversos proyectos de museografía como el del Gran museo del Mundo Maya de Mérida, el Museo de la Mujer de la UNAM o el Museo de la Isla de Cozumel. También ha trabajado en exposiciones presentadas en Europa, América y Asia, así como en dos ocasiones con Egipto.
Su labor en comunicación ha ido más allá, con la redacción de siete libros: uno sobre los puentes de México; tres más relacionados con fortificaciones (incluyendo uno para la Secretaría de la Defensa Nacional en 1993) y piratas; uno sobre las loterías de Campeche y México y otro más sobre las expediciones españolas de 1517 y 1518, obra por la que ha sido galardonado en un par de ocasiones recientes con el premio Antonio García Cubas, en la categoría de mejor libro de difusión de la historia.
El 13 de diciembre será distinguido por tercera ocasión con el premio Miguel Covarrubias 2022, del INAH: esta vez recibirá la mención de honor por el diseño y montaje del Museo Palizada.
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